Ambulante. Hacemos todo tipo de grabaciones, cortinillas, anuncios publicitarios, sesiones de estudio, maquetas, demos y obras electroacústicas. Si suena, nosotros se lo grabamos”.
Esta curiosa retahíla publicitaria bien podría haberla escuchado alguno de los vecinos de Villaverde hace un par de semanas. Quizá el sábado pasado, o quizá la esté escuchando ahora mismo por las calles de su barrio. Sus autores, el colectivo Chico Trópico, llevan desde comienzos del mes de octubre paseando una caravana de colores —a la que han bautizado con el acrónimo de La C.O.S.A.— por este distrito madrileño, grabando los sonidos de sus calles, parques y plazas y también los de sus habitantes.
Adolescentes rapeando, madres cantando nanas, vecinas que se arrancan con una copla, niños que se atreven con Camarón, chavales que se suben a tocar la batería —y acaban sorprendiendo a medio barrio con su talento— y hasta un coro que, dadas las reducidas dimensiones de este estudio de grabación ambulante, tuvo que cantar a través de las ventanas. Aquí graban a quien se anime a cantar o a tocar, pero también todos esos “sonidos ambiente” que conforman el paisaje sonoro de esta zona de Madrid, desde los coches que pasan por la Avenida de Andalucía al sonido de los pájaros o de los columpios de un parque.
La C.O.S.A es un proyecto ideado por Sara Brito y Pedro Buschi, junto a algunos otros cómplices que forman parte de la centralita de acciones artísticas que es Chico Trópico. Siete años han pasado ya desde que organizaran su primer festival en Casa de América, dedicado a los nuevos sonidos tropicales, y en este tiempo, el trabajo de este colectivo ha ido evolucionando hacia actividades en las que la música se mezcla con las intervenciones en el espacio público, el humor o la moda ellos fueron los encargados de ponerle música al último desfile de Palomo Spain.
Fuente: El País