La Policía Municipal precintó un edificio en obras "por riesgo de derrumbe" y cortó la calle al tráfico de vehículos y peatones. El Ayuntamiento y la Junta de Distrito dice "no saber nada" y no explica los motivos del cierre del inmueble.
Hace casi un mes la Policía Municipal de Madrid y los Bomberos precintaron un edificio y cortaron una calle en el distrito de Villaverde. Tanto el Ayuntamiento de Manuela Carmena como la Junta de Distrito de Villaverde no han esgrimido ningún tipo de explicación sobre el porqué han tomado estas medidas en un edificio que lleva abandonado varios años tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. Estrella Digital ha solicitado explicación a los dos organismos información al respecto, pero los dos desconocen la problemática. El oscurantismo y la opacidad rodean a un asunto que parecía claro desde su inicio. “Se ha movido el edificio y hay riesgo de derrumbamiento”, declaró uno de los agentes presentes en la intervención policial.
Eran las 10.00 horas de la mañana de un día cualquiera del siempre frío mes de noviembre, en el polígono Marconi situado en el Distrito de Villaverde, en Madrid. Varios agentes de la Policía Municipal de Madrid se personaban en la zona y alteraban la actividad normal de una zona repleta de empresas e industria. Un desprendimiento en la fachada de un edificio abandonado tras ser interrumpido su construcción hace varios años había alertado la atención de algún viandante y motivaba así la presencia policial. Un trabajador de la zona que tenía aparcado su vehículo muy cerca de donde habían caído los materiales podridos de la fachada era invitado por los agentes municipales a retirarlo del estacionamiento.
Una dotación del cuerpo de Bomberos también hizo acto de presencia para apoyar la intervención. Un coche de Policía Municipal se cruzó rápidamente en la carretera que cruza las calles de Laguna del Marquesado y Eustaquio para impedir el tráfico de vehículos. Además, otro los de agentes se situaba en la rotonda para organizar el flujo de coches y para prohibir el paso a la zona donde se habían producido los desprendimientos. Un agente municipal confirmaba las primeras sospechas: “El edificio se ha movido y hay riesgo de derrumbe”.
Desde aquella declaración, la nada. Ni el Ayuntamiento ni la Junta de Distrito han confirmado la primera teoría del policía municipal y lo que es peor, tampoco han sabido responder el motivo por el que la calle permanece cortada al tráfico de peatones y vehículos y el porqué ha sido precintado el edificio.
Transcurrido casi un mes, todo sigue igual. Los peatones y los coches no pueden circular por la calle que permanece cortada y el edificio sigue precintado. La única diferencia que presenta el paisaje es un gran agujero abierto en la parte superior de la fachada que se levanta sobre la calle Eustaquio. El boquete que presenta la construcción se localiza justo en la zona donde se produjeron los desprendimientos que motivaron la presencia policial y de los bomberos.
Un nicho de graffitis y botellón
Al estar abandonado, el precinto del edificio no ha afectado al desalojo de ninguna vivienda o familia. El bloque es un ejemplo más de los estragos que causó el estallido de la burbuja inmobiliaria ya que sus obras se vieron paralizadas por falta de financiación. Desde entonces el inmueble ha sido un nicho de graffiteros y jóvenes que se resguardaban en su interior para hacer botellón. Lo que extraña es que no se haya tomado la medida de precintarlo mucho antes, aunque éste no corriera riesgo de derrumbe. El peligro de que ocurriera una tragedia estaba latente sí se tiene en cuenta que ni siquiera contaba con ventanas.
El edificio se encuentra justo al lado de un conjunto de lofts que son alquilados en su gran mayoría a turistas extranjeros y muy cerca del único hotel del polígono. Hasta el momento, los grandes perjudicados de esta situación han sido el establecimiento hotelero y los trabajadores de las empresas y compañías que inundan el polígono industrial. El corte de la calle ha significado también la clausura de los aparcamientos que se situaban a ambos lados de la carretera. Ahora, aparcar es más complicado porque el resto de zonas cercanas para estacionar se han visto saturadas. El otro afectado, es el hotel que ha visto como mucho de sus clientes veían imposible llegar a sus instalaciones al estar la calle cortada. Los residentes en el barrio y los trabajadores son a menudo asaltados por los huéspedes para preguntarles cómo llegar hasta el hotel.
Esta noticia del supuesto riesgo de derrumbe se produce sólo unas semanas más tarde de que la Policía Municipal desalojara varios edificios de la calle Lagasca. Al final, un día más tarde uno de los inmuebles fue derribado de manera controlada porque sus cimientos estaban en mal estado y era cuestión de meses que se cayera.