El acuerdo de pena al que han llegado las partes rebaja la condena solicitada en un primer momento por la fiscal al acusado, Oswaldo G.G., que se enfrentaba a diecinueve años y once meses de prisión por los hechos acaecidos el 19 de junio de 2010.
Las acusaciones particulares se han adherido a los delitos del Ministerio Público para el acusado -tentativa de homicidio, detención ilegal y lesiones en el ámbito familiar- pero han añadido el delito contra la integridad moral, por el que han solicitado nueve meses y un día.
En la vista, Oswaldo, de nacionalidad colombiana, se ha limitado a decir que ese día le "molestó mucho" que su pareja de entonces, María Isabel G.H., estuviera contando a su amiga Silvia F.R. que había practicado sexo con un chico a la salida de una discoteca.
Por su parte, María Isabel ha dicho que ya no tiene ninguna relación con el acusado, en prisión desde el suceso, y que ya está curada de sus lesiones.
La otra víctima, Silvia, se ha limitado a señalar que antes del día de la agresión no conocía a Oswaldo.
El escrito de la Fiscalía señala que el procesado, de 33 años, inició una discusión con su compañera sentimental, María Isabel, en el piso de la calle Lezo que compartían cuando estaba Silvia.
María Isabel y su amiga entraron en el aseo de la casa y él abrió la puerta de improviso con un cuchillo en la mano de unos 25 centímetros y les pidió que salieran.
Después, las llevó a la fuerza a otra habitación donde las obligó a desnudarse diciéndoles: "Os voy a matar, mal paridas".
Oswaldo arrojó a Silvia a la cama y mientras la sujetaba colocándose encima de ella, María Isabel intentó quitarle el cuchillo, lo que él evitó cortándole en el brazo y derramándole sobre la cara el líquido de una vela encendida.
"Se volvió sobre Silvia y le cortó en el cuello, luego ató a María Isabel por los pies y las manos, la amordazó y la golpeó, después se dirigió a Silvia, a la que también intentó atar, pero ante la resistencia que la mujer oponía le asestó diversas puñaladas por todo el cuerpo", explica el escrito.
Oswaldo las dejó allí llevándose sus teléfonos móviles, aunque Silvia consiguió salir y solicitar socorro.