Con demasiada frecuencia, el barrio de Butarque se impregna de un mal olor muy fuerte, muy ofensivo, persistente y muy extendido. Suele intensificarse por la noche, y es mucho más fuerte en los meses de verano, lo que también complica más la vida a los vecinos que en muchas ocasiones no pueden abrir las ventanas de sus casas en los días de fuerte calor.
Por todo ello, AVIB ha iniciado la campaña “Perfumemos Butarque”, para que los vecinos vayan anotando las puntas de mal olor y sus características principales, a través de un formulario en la web vecinal http://www.butarque.es/.
Por otro lado, se ha vuelto a denunciar desde la asociación vecinal, la situación que marca de una manera importante la vida de todos los vecinos del barrio de Butarque a los diferentes estamentos implicados del Ayuntamiento y Comunidad de Madrid.
Anticipando una nueva callada por respuesta de dichas administraciones y ante un problema que no se corrige, se ha trasladado también la petición de ayuda al Defensor del Pueblo. Y es que han sido varias las ocasiones en las que los vecinos se han dirigido al Ayuntamiento y a la Comunidad de Madrid, pero la ausencia de una legislación clara en este tema, y al tratarse de instalaciones que realizan una labor importante para la ciudad, ha sido imposible que alguien tomara en consideración su problema.
Los vecinos están expuestos a los caprichos de la dirección del viento, pasando de sufrir las pestes del denominado Parque Tecnológico Valdemingómez, recientemiente denunciadas ante la Fiscalía de Medio Ambiente por la asociación vecinal del PAU de Vallecas, a cualquiera de las otras instalaciones que rodean el barrio y también fuente de malos olores, como son las depuradoras de la China, la Gavia, y la de Butarque.
Además, les resulta muy complicado demostrar la existencia de mal olor, y lo mecanismos técnicos que podrían probarlo tienen un coste que los vecinos no pueden asumir.
Los vecinos de Butarque y de los barrios próximos, entienden que es un derecho poder respirar sin tener que soportar mal olor. Y recuerdan que no van a cesar en denunciar un hecho que incomprensiblemente se produce en una capital europea en pleno siglo veintiuno.